Caminando hacia la salud
Como su nombre indica, el entrenamiento de resistencia (ET por sus siglas en inglés) es un tipo de ejercicio prolongado (≥10 minutos de esfuerzo sostenido) que tiene un impacto de bajo a medio en el organismo. Si se realiza con regularidad, esta forma de ejercicio puede inducir numerosos beneficios como la mejora del metabolismo, la proliferación mitocondrial, la circulación, la salud de las articulaciones, el estado de ánimo y la memoria. Esto también es válido para los pacientes con cáncer, tanto en la fase preoperatoria como en la postoperatoria. También se ha demostrado que el ET es más agradable para los pacientes con cáncer y más fácil de seguir en comparación con el entrenamiento de fuerza [1]. Incluso durante la quimioterapia, el ET de intensidad moderada induce aumentos significativos de la fuerza y la capacidad de resistencia de las piernas, pero cuando se combina con entrenamiento interválico de alta intensidad los resultados son aún mejores, lo que indica una posible relación dosis-respuesta [1].
Sin embargo, las últimas evidencias indican que el mayor impacto del ET se produce cuando se combina con el entrenamiento de fuerza. Estos hallazgos corroboran en gran medida las directrices de ejercicio para la población general establecidas por prestigiosas instituciones como el Colegio Americano de Medicina del Deporte y el Centro de Control de Enfermedades, que abogan por un mínimo de 150 minutos de ET a la semana y 2-3 sesiones semanales de entrenamiento de fuerza.
El ET y el entrenamiento de fuerza preoperatorios mejoran la capacidad física, la fuerza muscular y algunos aspectos de la calidad de vida, acortan la estancia hospitalaria y reducen las complicaciones pulmonares postoperatorias [2]. El entrenamiento postoperatorio también puede mejorar eficazmente tanto el rendimiento físico como la calidad de vida de los pacientes con cáncer, pero requiere un periodo de entrenamiento más largo que el preoperatorio [3].
En resumen, el ET es una potente herramienta para mejorar la salud y la forma física de los pacientes con cáncer, independientemente del estadio de la enfermedad. Además, el ET es fácil de realizar. No se necesitan equipos ni accesorios sofisticados. El simple hecho de caminar puede ser una excelente manera de cumplir las recomendaciones semanales de AF. Para progresar, aumenta gradualmente el ritmo de la marcha asegurándote de que el suelo es llano y no resbaladizo. Para hacerlo más exigente, busca una colina cercana y sube por ella cuando te sientas seguro de poder llegar a la cima. Por supuesto, otras formas de ET como el ciclismo, la natación, el atletismo, el remo y el senderismo son excelentes maneras de mejorar tu forma física y tu salud en general. Cambiar de tipo de ET puede mejorar la adherencia al tiempo que permite al paciente trabajar diferentes grupos musculares. Para que sea más divertido, busca un compañero o apúntate a una clase de fitness, lo que te hará más responsable de tus objetivos. Por último, utiliza tu smartphone o smartwatch para seguir tus progresos. Existen numerosas aplicaciones que pueden ayudarte a controlar tus objetivos fitness.
Autor: Nemanja Lakicevic
Autor: Nemanja Lakicevic
Referencias:
- Van Rooijen, S. J., Engelen, M. A., Scheede‐Bergdahl, C., Carli, F., Roumen, R. M. H., Slooter, G. D., & Schep, G. (2018). Systematic review of exercise training in colorectal cancer patients during treatment. Scandinavian journal of medicine & science in sports, 28(2), 360-370.
- Piraux, E., Caty, G., & Reychler, G. (2018). Effects of preoperative combined aerobic and resistance exercise training in cancer patients undergoing tumour resection surgery: A systematic review of randomised trials. Surgical oncology, 27(3), 584-594.
- Ni, H. J., Pudasaini, B., Yuan, X. T., Li, H. F., Shi, L., & Yuan, P. (2017). Exercise training for patients pre-and postsurgically treated for non–small cell lung cancer: a systematic review and meta-analysis. Integrative cancer therapies, 16(1), 63-73.